lunes, 27 de abril de 2015

Jornada del Buen Pastor

Compartimos unas fotitos de la Jornada del Buen Pastor que ayer celebramos en San Pedro de Jujuy. 
En la primera foto, los jóvenes que participaron de nuestras comunidaddes de San Antonio, San José y Virgen del Valle de nuestra Pquia. San Pío X. Estrenando sus remeras de "jóvenes con corazón sacerdotal"...

En la segunda foto, el joven del grupo Effatá que representó al Buen PASTOR, buscando a sus ovejas.

En la tercera foto se aprecia algo de la cantidad de jóvenes participantes de diversos lugares de la diócesis.

En la cuarta, el escenario con el banner con el tema de la Jornada, ya en la Misa presidida por nuestro Padre Obispo Daniel.

Desde Jujuy, con cariño, Rosana apsm

lunes, 20 de abril de 2015

Hna María Elena Zagarzazu

Hija de monte Caseros –Ctes. – porque allí nació y vivió la mayor parte de su vida siendo la Srta. Elena a quien todos, grandes y chicos, ricos y pobres, conocían y agradecían su solicitud cuando fue socia de Acción Católica y Delegada Diocesana de la Rama de Jóvenes.
De familia acomodada, en el gran caserón que también acogía a la tía, a la muchacha que servía, como en aquellos tiempos y cuya fidelidad y cariño la hacían pertenecer  al grupo familiar integrado por un hermano y una hermana, Sarita, esposa de un médico al que dedicó no sólo los compromisos de sus cinco hijos, sino su eficiente colaboración en la Clínica Médica donde él ejerció su Profesión.
         Conoció a las Auxiliares que tenían una Casa en Monte Caseros y frecuentando sus actividades se dio cuenta que era allí donde el Señor la llamaba.
Con algunos años más que las demás, esa experiencia de vida y actividades seguramente le sirvieron para iluminar ahora las exigencias de la vida religiosa de difícil transformación cuando lo años se han sumado.
Discreta, prudente, bien vasca, como lo dice el apellido, vivió la vida de comunidad sin hacer notar lo que le exigía, siempre dispuesta a poner en todo un manto de paz. Así la conocí cuando me acompañó a Azul –recién salida del Noviciado- donde fue querida por el clero y los laicos y para mí, la hermana mayor.
         Pasó por varias comunidades, y fue, en un período, elegida como Vicaria General, hasta que el Señor la purificó en la prueba desgarradora.
         Su querida hermana, Sarita, mujer de temple y profunda unión con el Señor, víctima de un cáncer fulminante dejó a sus cinco hijos con la abuela.
         Oportunamente se establecieron en La Plata para seguir sus estudios universitarios y allí, la paciente y santa abuela tejió gorros de los colores del Club, que sus nietos usaban en la cancha de fútbol.
         Pero, era el tiempo oscuro y tenebroso de la guerrilla, de la represión y estos vasquitos puros, ingenuos, mal aconsejados, se metieron en sus filas, llegando después de algunos años de lucha, perseguidos, escondidos, a caer bajo el fuego adversario.
Dos de ellos, pagaron con sus vidas.
         Actualmente, otros dos, médicos, han formado sus familias y uno de ellos se estableció en el Sud, lugar que acogió a María Elena, cuando habiendo pedido la exclaustración temporal, tomó la responsabilidad de su sobrina, Rosarito, hermana menor de todos ellos, marcada con el Síndrome de Down.
         La Providencia permitió que, al fundarse la casa de Cervantes, en Río Negro, tuviera contacto con las Auxiliares y así, en Cáritas, todas las semanas, da su rico aporte.
         La ley de la carne y de la sangre permanece siempre y cuando se ha adquirido esa libertad de espíritu que ha iluminado los valores de la consagración, cualquier atajo en el camino, profundiza y fecunda la entrega.


         Su pascua fue el 20 de abril de 2009.

miércoles, 15 de abril de 2015

Hna. Élida Persano

(por Hna Elvira Gómez)
"Una sordera bastante pronunciada la acompañó toda su vida religiosa, no obstante las mejoras por las sucesivas operaciones del oído.
Esa herencia familiar -por lo menos de las mujeres que conocí, su tía y su hermana- la pusieron siempre en una situación particular.
Retraída, silenciosa, tratando de adivinar en el movimiento de los labios lo que no alcanzaba su aparato auditivo, pudo revertir esa falencia en un darse con generosidad sin límites al trabajo concreto, duro, constante al servicio de toda la Congregación, cuando fue Tesorera General.
No hubo Casa de Auxiliares en la que no haya intervenido Élida: mudanzas, transportes, arreglo de muebles, picaportes, desperfectos eléctricos y todo aquello práctico que hacía con gran esmero y perfección.
Es que su vida en el campo, cabalgando con destreza le habían dado no sólo en su vestimenta -muchas veces recuerda sus botas, bombachas, su látigo, su juego al Polo- en el porte y en sus gestos, un matiz "masculino".
Pero, guardaba un alma femenina con una afectividad propia de la Italia que mamó, que la hacía amar entrañablemente a sus hermanos, sus sobrinos, a su tío, el escritor Molinari a quien en Pichincha visitaba cuando las circunstancias lo pusieron muy cerca de la planta baja.
Mas, fue en Monte Caseros -Corrientes- donde ella se sintió realizada. Cuando lo recuerda, sus ojos claros, húmedos, la traicionan. ES que allí vivió, en la Parroquia del P. Atamañuk y pudo desarrollar todas esas cualidades ayudando aún a los obreros en lo que fuere necesario.
Y fue allí, también, donde la vimos practicar un matiz del Carisma de la Auxiliar en el estímulo y toda ayuda material a los seminaristas correntinos, como lo recordó agradecido el P. Zini cuando la vio entre los asistentes a un Curso que dio en esta Capital, y lo proclamó ante el asombro de los presentes y el pudor de nuestra Hna.
Hoy mismo, cuando pude comprobar con asombro lo que sólo había oído sobre su forma práctica, concreta, paciente, prolija y organizada con que ayudó en la mudanza de la casa de Callao, también noté la alegría inmensa por sus próximas vacaciones en Monte Caseros donde la esperaba su amiga del alma, María Elena, también Auxiliar, y todos los pobres y sencillos para quienes habíamos rescatado de ese cúmulo de cosas reunidas en 20 años, grandes bolsas que la precedieron en el viaje.
En Resistencia también estuvo con Amelia cuando pidió Monseñor Iriarte; fueron pocos años, pero todavía llegan las cartas de los sencillos del Barrio que viven esperando su vuelta.
Ahora, en la Parroquia de Santa Rosa tiene un campo vastísimo para su especialidad: organizar, ordenando y distribuyendo equitativamente, la cantidad de ropas y alimentos que dan los feligreses.
Y es su Parroquia, Santa Rosa, que agrega un matiz afectivo a su labor, porque pasó su infancia y juventud en la casa de Pichincha, enfrente de la nuestra, que ocupó durante años, su familia.
Cuando las fuerzas declinan por los achaques y los años, el Señor que es fiel hasta la muerte, nos sorprende con las delicadezas del camino."
Su pascua fue el 15 de Abril de 2008

domingo, 12 de abril de 2015

2do Domingo de Pascua

"Felices los que creen sin haber visto"
No les resultaba fácil a los discípulos expresar lo que estaban viviendo. Se les ve acudir a toda clase de recursos narrativos. El núcleo, sin embargo, es siempre el mismo: Jesús vive y está de nuevo con ellos. Esto es lo decisivo. Recuperan a Jesús lleno de vida.
Los discípulos se encuentran con el que los ha llamado y al que han abandonado. Las mujeres abrazan al que ha defendido su dignidad y las ha acogido como amigas. Pedro llora al verlo: ya no sabe si lo quiere más que los demás, sólo sabe que lo ama. María de Magdala abre su corazón a quien la ha seducido para siempre. Los pobres, las prostitutas y los indeseables lo sienten de nuevo cerca, como en aquellas inolvidables comidas junto a Él.
Ya no será como en Galilea. Tendrán que aprender a vivir de la fe. Deberán llenarse de su Espíritu. Tendrán que recordar sus palabras y actualizar sus gestos. Pero Jesús, el Señor, esta´con ellos, lleno de vida para siempre.
Todos experimentan lo mismo: una paz honda y una alegría incontenible. Las fuentes evangélicas, tan sobrias siempre para hablar de sentimientos, lo subrayan una y otra vez: el Resucitado despierta en ellos alegría y paz. Es tan central esta experiencia que se puede decir, sin exagerar, que de esta paz y esta alegría nació la fuerza evangelizadora de los seguidores de Jesús.


RECORRIDO HACIA LA FE

Estando ausente Tomás, los discípulos de Jesús han tenido una experiencia inaudita. En cuanto lo ven llegar se lo comunican llenos de alegría: "Hemos visto al Señor". Tomás los escucha con escepticismo. ¿Por qué les va a creer algo tan absurdo? ¿Cómo pueden decir que han visto a Jesús lleno de vida, si ha muerto crucificado? En todo caso, será otro.
Los discípulos le dicen que les ha mostrado las heridas de sus manos y su costado. Tomás no puede aceptar el testimonio de nadie. Necesita comprobarlo personalmente: "Si no veo en sus manos la señal de sus clavos... y no meto la mano en su costado, no lo creo". Sólo creerá en su propia experiencia.
Este discípulo, que se resiste a creer de manera ingenua, nos va a enseñar el recorrido que hemos de hacer para llegar a la fe en Cristo resucitado a los que ni siquiera hemos visto el rostro de Jesús, ni hemos escuchado sus palabras, ni hemos sentido sus abrazos.
A los ocho días se presenta de nuevo Jesús. Inmediatamente se dirige a Tomás. No critica su planteamiento. Sus dudas no tienen para él nada de ilegítimo o escandaloso. Su resistencia a creer revela su honestidad. Jesús le entiende y viene a su encuentro mostrándole sus heridas.
Jesús se ofrece a satisfacer sus exigencias: "Trae aquí tu dedo, aquí tienes mis manos. Trae tu mano, aquí tienes mi costado". Esas heridas, antes que "pruebas" para verificar algo, ¿no son "signos" de su amor entregado hasta la muerte? Por eso Jesús le invita a profundizar más allá de sus dudas: "No seas incrédulo, sino creyente".
Tomás renuncia a verificar nada. Ya no siente necesidad de pruebas. Sólo experimenta la presencia del Maestro, que lo ama, que lo atrae y le invita a confiar. Tomás, el discípulo que ha hecho un recorrido más largo y laborioso que nadie hasta encontrarse con Jesús, llega más lejos que nadie en la hondura de su fe: "Señor mío y Dsio mío". Nadie ha confesado así a Jesús.
La fe cristiana crece en nosotros cuando nos sentimos amados y atraídos por ese Dios cuyo rostro podemos vislumbrar en el relato que los evangelios nos hacen de Jesús. Entonces, su llamada a confiar tiene en nosotros más fuerza que nuestras propias dudas.
"Dichosos los que crean sin haber visto".

Extractado de "El Camino abierto por Jesús" de J. Pagola

lunes, 6 de abril de 2015

Aleluia, resucitó!!!

Estos versos nos animan a descubrir al Crucificado-Resucitado entre la gente de "todos los días"... 

¿Por qué lo buscan entre los muertos si allí no está? 
¡Cristo está vivo, resucitado, aleluia, aleluia! 
1. Si entre nosotros hay gente linda 
que te contagia su buen humor, 
gente sencilla que te ilumina 
con su sonrisa llena de sol... 

2. Si entre nosotros hay gente guapa 
dando la vida por los demás; 
gente jugada por sus vecinos, 
por la justicia de su lugar... 

3. Si entre nosotros hay gente gaucha 
que se te brinda de corazón, 
gente dispuesta siempre al servicio 
que amablemente te hace un favor... 

4. Si entre nosotros hay gente sabia 
que escucha y siente la realidad, 
que hace memoria, tiene esperanza 
y afirma y canta su identidad... 

5. Si entre nosotros hay gente honesta 
de una palabra y una intención, 
gente derecha, limpia y honrada, 
que ha resistido la corrupción... 

6. Si entre nosotros hay gente nueva 
que inventa y crea con humildad; 
gente olvidada que lucha y sueña 
y hace que avance la humanidad. 

7. Si entre nosotros vive el recuerdo 
de los testigos del «Nunca Más», 
sangre sembrada, mártires nuestros, 
semilla santa que ha de brotar... 

En el Año de la Vida Consagrada...


domingo, 5 de abril de 2015

¿Dónde buscar al que vive?

La fe en Jesús, resucitado por el Padre, no brotó de manera natural y espontánea en el corazón de los discípulos. Antes de encontrarse con él, lleno de vida, los evangelistas hablan de su desconcierto, su búsqueda en torno al sepulcro, sus interrogantes e incertidumbres.
María de Magdala es el mejor ejemplo de lo que acontece probablemente en todos. Según el relato de Juan, busca al Crucificado en medio de tinieblas, "cuando aún estaba oscuro". Como es natural, lo busca "en el sepulcro". Todavía no sabe que la muerte ha sido vencida. Por eso el vacío del sepulcro la deja desconcertada. Sin Jesús se siente perdida.
Los otros evangelistas recogen otra tradición que describe la búsqueda de todo el grupo de mujeres. No pueden olvidar al Maestro que las ha acogido como discípulas: su amor las lleva hasta el sepulcro. No encuentran allí a Jesús, pero escuchan el mensaje que le indica hacia dónde han de orientar su búsqueda: "¿Por qué buscan entre los muertos al que vive? No está aquí ha resucitado.
La fe en Cristo resucitado no nace tampoco hoy en nosotros de forma espontánea, solo porque lo hemos escuchado desde niños a catequistas y predicadores. Para abrirnos a la fe en la resurrección de Jesús hemos de hacer nuestro propio recorrido. Es decisivo no olvidar a Jesús, amarlo con pasión y buscarlo con todas nuestras fuerzas, pero no en el mundo de los muertos. Al que vive hay que buscarlo donde hay vida.
Si queremos encontrarnos con Cristo resucitado, lleno de vida y de fuerza creadora, lo hemos de buscar no en una religión muerta, reducida al cumplimiento y la observancia externa de leyes y normas, sino allí donde se vive según el Espíritu de Jesús, acogido con fe, con amor y con responsabilidad por sus seguidores.
Lo hemos de buscar no entre cristianos divididos y enfrentados en luchas estériles, vacías de amor a Jesús y de pasión por el evangelio, sino allí donde vamos construyendo comunidades que ponen a Cristo en su centro, porque saben que "donde están reunidos dos o tres en su nombre, allí está Él".
Al que vive no lo encontramos en una fe estancada y rutinaria, gastada por toda clase de tópicos y fórmulas vacías de experiencia, sino buscando una calidad nueva en nuestra relación con él y en nuestra identificación con su proyecto. Un Jesús apagado e inerte, que no enamora ni seduce, que no toca los corazones ni contagia su libertad, es un "Jesús muerto". NO es el Cristo vivo, resucitado por el Padre. No es el que vive y hace vivir.

Extractado de "El camino abierto por Jesús" de J. Pagola